domingo, 28 de octubre de 2012

Juan Latino

Juan Latino fue un escritor, humanista, músico y profesor de latín, de raza negra, que impartió la Cátedra de Gramática y Lengua Latina en la Universidad de Granada en el siglo XVI, durante la época conocida como el Renacimiento europeo.

Aunque su más acérrimo enemigo literario y personal, León Roque de Santiago, siempre intentó difundir la mentira de que Juan Latino había nacido en Baena de la unión entre una esclava de raza negra y el Duque de Sessa, existe documentación que atestigua que en realidad nació en Etiopía y fue capturado por comerciantes de esclavos portugueses y transportado al Algarve portugués en 1518 junto con sus padres cuando aun era un niño. Desde allí fue llevado a Moguer, y luego al Convento de San Francisco de Sevilla, donde fue bautizado y aprendió a leer y escribir, tras lo cual acabó finalmente al servicio de la familia del cuarto Conde de Cabra, Luis Fernández de Córdoba, heredero del Gran Capitán.

De esta manera Juan Latino creció en Baena, siendo destinado en un principio a trabajar en las caballerizas, y después al cuidado de Gonzalo Fernández de Córdoba, un niño casi de su misma edad y heredero del ducado de Sessa. Junto con él recibe enseñanzas de latín, que amplía por su cuenta leyendo tratados de etimología y las obras de clásicos como Ovidio, Propercio y Tíbulo, hasta el punto de conseguir llegar a leer y traducir la Biblia latina perfectamente por si mismo.

En la segunda década del siglo XVI la familia se traslada a Granada tras la muerte de Don Luis Fernández de Córdova, y allí, ya bajo el nombre de Juan de Sessa, estudia Bachillerato y Licenciatura en artes liberales, progresando rápidamente en todas las disciplinas que acomete. Asistió a la cátedra del famoso gramático Pedro de Mota donde destacó entre el resto de estudiantes, especialmente por su dominio de las lenguas clásicas, una habilidad por la que se le comenzó a conocer con el apodo de "Latino", y considerado como una "rara avis in terra corbo simillima nigro". También destacó como escritor de partituras musicales, intérprete del monocordio y hábil tañedor de vihuela, órgano, laúd y arpa, además de como cantante.

Durante aquellos primeros años era invitado a las reuniones de poetas y músicos que se celebraban en la Cuadra Dorada de la Mansión de los Granada Venegas, donde leía sus epigramas y alternaba con distinguidas personalidades como Luis Barahona de Soto, Gaspar de Baeza, Pedro de Padilla, Hernando de Acuña y Hurtado de Mendoza.

La Universidad de Granada acababa de nacer en 1526, cinco meses después de la llegada del Emperador a la ciudad y, tras ser concedida la Bula Papal, empezó a graduar bachilleres en el año 1533. El 4 de febrero de 1546, ante el Arzobispo, el oidor de la Real Chancillería, Conde de Tendilla, y otros muchos caballeros, recibió Juan Latino el grado de Bachiller junto a otros treinta y ocho condiscípulos. Contaba entonces con veintiocho años.

A los treinta años fue finalmente manumentido, que era el nombre que recibía el proceso de liberar a un esclavo oficialmente, aunque ya hubiera vivido a todos los efectos como hombre libre desde hacia bastante tiempo. Desde ese momento comenzó a dar clases particulares, y entre las casas a las que acudía para impartir sus doctas y variadas enseñanzas literarias y artísticas, se encontraba la del administrador del Duque, el Licenciado Carleval, cuya hija, la joven Ana Carleval, se convirtió en su alumna y en su amante. Ana era famosa en toda la ciudad por su extraordinaria belleza y en un principio había sido prometida por su padre a Hernando de Válor y Córdoba, quien habría de ser más tarde conocido como Abén Humeya, jefe de la rebelión de las Alpujarras. Sin embargo fue Juan Latino quien consiguió enamorar a la bella joven, y a pesar de todos los obstáculos, la tan inusual relación acabó fructificando. El casamiento tuvo lugar en 1548, quizás impulsado por algún hecho consumado, como así lo insinuó el dramaturgo sevillano Diego Ximénez del Enciso, quien compuso una comedia llamada "Juan Latino", basándose en sus amores con su alumna y futura esposa procedente de la alta sociedad granadina.

El matrimonio contó con el apoyo incondicional del Duque y su esposa María de Mendoza, quien además fue madrina de su primera hija mulata Juana durante el bautizo que tuvo lugar el 30 de junio de 1549. Tan pintoresca unión en la España de la época, incluso con los apoyos señalados, no era muy frecuente y hubiera sido totalmente prohibida en otras sociedades europeas de aquella misma época o incluso mucho más modernas, donde la unión legal entre un esclavo negro y una señorita de la alta sociedad hubiera sido algo totalmente impensable. Dicho matrimonio constituye un testimonio irrefutable de la apertura de mentalidad de la sociedad española de aquel entonces, que en siglos posteriores se involucraría por todo el mundo en un mestizaje desinhibido y sin complejos, en muchos casos alentado por el propio Gobierno y la Iglesia, algo que sin embargo no fue imitado por parte de otras potencias europeas en sus propias colonias.

El 4 de abril de 1552 nació su segundo hijo Bernardino, seguido el 22 de julio de 1556 por Ana, y finalmente el 5 de marzo de 1559 por Juan, todos en el domicilio familiar que estaba situado en la calle de Santa Ana, entre la Iglesia del mismo nombre y la placeta del puente de Cabrera, junto al río Darro. La familia tenía asegurado su bienestar material al haber heredado Ana Carleval parte de los bienes paternos. Además Juan Latino contaba con el sueldo procedente de la Cátedra de Gramática y Lengua Latina de la Universidad de Granada, que había conseguido tras haber quedado vacante en 1556 a la muerte del eminente Pedro Mota. El Arzobispo Pedro Guerrero, gran amigo y defensor de Juan Latino, intercedió por el en aquella ocasión, y le fue finalmente concedida el 8 de agosto de 1556. Ese mismo año, el 31 de noviembre, se le otorgó la Licenciatura, por lo que pudo asistir desde entonces y de pleno derecho a los claustros universitarios, sentando un nuevo hito sin precedentes en Europa entre escolares de raza negra.

Además de por su cultura, Juan Latino destacó también por su extrema sagacidad, que le permitió alternar con las más altas personalidades de la época, ganando el favor de poderosos benefactores y manteniendo a raya a enemigos. Su astucia le mereció que el propio Miguel de Cervantes, en el prólogo de El Quijote, le dedicara la siguiente alusión: “Pues al cielo no le plugo / que salieses tan ladino/ como el negro Juan Latino”. Cuando Juan de Austria se instaló en Granada con armas y bagajes para sofocar la rebelión de las Alpujarras que tuvo lugar en 1568, Juan Latino compuso para él un poema que trataba sobre dicha estancia. Esa obra dio pie a que a Juan Latino le fuera encargado la tarea de escribir un gran poema con el título de "Austriada", una composición épica en hexámetros latinos que cantaba la gran hazaña de la victoria de Lepanto, por lo que se supone que para recabar información de primera mano habría mantenido varias entrevistas en persona con el ilustre militar.

En 1578 murió su protector y a todos los efectos hermanastro, Gonzalo Fernández de Córdoba, y Juan Latino le dedicó una sentida elegía. En ella recordaba lo mucho que le debía por haber sabido superar prejuicios, tratarlo como a un hermano y permitirle, en definitiva, ser un hombre libre y culto. A tal respecto le comentó al nuevo Arzobispo, Juan Méndez de Salvatierra, quien también era de humilde cuna, que "tanto pueden las letras, que al faltarnos éstas, ni vos saliéredes del campo tras de un arado, ni yo de una caballeriza almohazando caballos".

Juan Latino enfermó gravemente durante 1586 y dejó de asistir a los claustros universitarios durante casi todo ese año. Hay constancia de su asistencia, nuevamente, el 12 de marzo de 1587, ya con una visión muy mermada que degeneró hasta la ceguera total, lo que no le impidió seguir enseñando mediante la ayuda o suplencia de su alumno predilecto, Melchor Navarro. Ya ciego debió conocer a San Juan de la Cruz, que por estas fechas andaba por Granada fundando el convento e iglesia de los Mártires.

Juan Latino murió siendo ya anciano, con más de 80 años, en 1596, y fue enterrado en la cripta del altar mayor de la iglesia de Santa Ana de Granada junto con su esposa, doña Ana de Carvajal. El epitafio en latín que se puso sobre sus tumbas rezaba así:
“El hombre sabio de Granada, maestro de la brillante juventud y orador piadoso y excelso en doctrina y en costumbres, hijo de padres etíopes de estirpe negra, habiendo salido de la infancia comenzó los estudios de la salvación y cantó las gestas de la casa augusta de Austria; el Latino yace en este sepulcro. Resucitará con su fiel esposa.".



Obras

La producción poética conservada de Juan Latino se resume en tres volúmenes:
  • Epigramas (Ad catholicum pariter... Philippum, Deque Sanctissimi Pii Quinti... y Austrias Carmen.), (1573), composiciones dedicadas al presunto heredero de la corona, Fernando, hijo de Felipe II y su segunda mujer, Doña María de Portugal, nacido el año de 1571, dedicadas al papa Pío V, y su composición poética más extensa, Austriadis Carmen, la primera obra poética, con fecha comprobada, que se refiere a la batalla de Lepanto (que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571). La compuso en menos de un año, pues el privilegio de impresión está fechado en octubre de 1572, y utiliza el difícil latín humanístico de la época, preñado de evocaciones de Virgilio y de un gran estilo retórico.
  • De translatione corporum regalium (1576), un minucioso y detallado relato del traslado al panteón del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de los cuerpos reales depositados en Granada, por mandato de Felipe II: el de su madre la emperatriz Isabel, su primera mujer María de Portugal y sus dos hermanos Fernando y Juan. Junto al relato se publica el conjunto de epigramas que decoraron los túmulos.
  • Ad Excellentissimum et Invictissimum D. D. Gonzalum Ferdinandez a Corduba, (1585), una sentida elegía a su amigo y protector.


Bibliografía

  • Juan Naveros Sánchez y María Eugenia Santos Flores, El negro Juan Latino, gloria de España y de su raza".
  • MARÍN OCETE, A.:“El negro Juan Latino. Ensayo de un estudio biográfico y crítico”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1923 y 1924, pp. 97 102 y 25 82
  • LA AUSTRIADA DE JUAN LATINO, Int., Trad. y notas por JOSÉ A. SÁNCHEZ MARÍN, Editorial Universidad de Granada, 1981.
  • José Antonio Sánchez Marín, María Nieves Muñoz Martín: Las elegías de Juan Latino, en Humanismo y pervivencia del mundo clásico: actas del I Simposio sobre Humanismo y pervivencia del mundo clásico, (Alcañiz, 8 al 11 de mayo de 1990) / José María Maestre Maestre, Joaquín Pascual Barea (coordinadores) Vol. 2, 1993, pags. 1003-1020, recoge los contenidos presentados a: Simposio Sobre Humanismo y Pervivencia del Mundo Clásico (1990, Alcañiz)
  • José González Vázquez: Juan Latino, imitador de Virgilio, Estudios de filología latina, Nº. 3, 1983 (Ejemplar dedicado a: Bimilenario de Virgilio), pags. 129-138
  • J.A. SÁNCHEZ MARIN-Mª.N. MUÑOZ MARTIN, “La Austriada de Juan Latino: teoría y creación literaria épicas” Estudios de Filología Latina (1980) 211-216
  • SÁNCHEZ MARÍN, J.A., "Una visión contrarreformista del papado: De rebus et affectibus Papae Pii Quinti de Juan Latino" en Actas. Congresso Internacional Damiâo de Góis na Europa do Renascimento, Braga, 2003, pp. 119-134.
  • J.A. SÁNCHEZ MARIN Y Mª NIEVES MUÑOZ MARTÍN "Apuntes sobre los epigramas del humanista Juan Latino" Florentia Iliberritana 1990, pp. 327-333.
  • J.A. SÁNCHEZ MARÍN - Mª NIEVES MUÑOZ MARTÍN, "El Maestro Juan Latino en la Granada renacentista. Su ciudad, su vida, sus protectores", "Florentia Iliberritana" 20 (2009) 231-264.

Referencias:

No hay comentarios:

Publicar un comentario